Saturday, September 22, 2012

El Cardenal "Muy Kiko" :«Debemos liberarnos de la imagen tradicional según la cual la Iglesia existe solo cuando está presente un sacerdote»

Al parecer "la transformación de las parroquias tal y como las conocemos" (Como hemos mencionado también en l;a entrada anterior) ya está empezando , esta es una noticia de hoy 22 de setiembre del 2012 de la pagina infocatólica:

El cardenal y arzobispo de Viena , ya conocido nuestro por haberse declarado "Muy Kiko" y además por ese 'celo' (lean el sarcásmo) por la litugia parece que ha  quiere empezar con esta transformación:


fuente: infocatolica

MIENTRAS EL PAPA ADVIERTE CONTRA LA CONFUSIÓN ENTRE EL PAPEL DE SEGLARES Y SACERDOTES

«Debemos liberarnos de la imagen tradicional según la cual la Iglesia existe solo cuando está presente un sacerdote»

El cardenal y arzobispo de Viena acaba de aprobar un plan para reordenar y redistribuir las parroquias de su archidiócesis: «Debemos liberarnos de la imagen tradicional según la cual la Iglesia existe solo cuando está presente un sacerdote». Además, indicó que habría que reafirmar «el sacerdocio común de todos los bautizados». Se da la circunstancia de que Benedicto XVI advirtió ayer a un grupo de obispos franceses del peligro de que los seglares asuman responsabilidades que corresponden a los sacerdotes.
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(VI/Luis F. Pérez/InfoCatólica) El plan prevé que en los próximos diez años, las 660 parroquias existentes se reduzcan y se acoplen como entidades más grandes, pero compuestas por «filiales» individuales para desarrollar mejos las tareas pastorales y diocesanas.
«Más comunidades locales dirigidas por laicos –explicó el cardenal– forman en su conjunto una nueva parroquia queserá dirigida conjuntamente por sacerdotes y laicos con la responsabilidad final de un párroco». El cardenal Schönborn subrayó que la reforma no cancela las parroquias: «en las nuevas parroquias se podrán desarrollar comunidades más numerosas y más vivas», porque «la Iglesia debe volver a ser misionera y estar cerca de las personas en los lugares en los que viven».
El cardenal también indicó que la reforma implica un «profundo cambio de perspectiva», porque «debemos alejarnos de la idea de que la Iglesia existe solo allí en donde hay un sacerdote», para poder volver a dar «importancia al principio del sacerdocio común» de «todos los bautizados». Para hacer concreta una «coexistencia de sacerdotes y laicos con base en su vocación común de cristianos».

El Papa BENEDICTO XVI advierte del peligro de dar a los laicos un papel que no les corresponde

Precisamente el Papa Benedicto XVI dijo ayer mismo a un grupo de obispos franceses, a los que advirtió de la necesidad de vigilar que se respeten las diferencias entre el sacerdocio común de todos los fieles y el sacerdocio ministerial, que es el de aquellos que han sido ordenados al servicio de la comunidad. La escasez de sacerdotes no puede ser alegada como excusa para que los obispos no cumplan con esa tarea.
Tambien es oprtuno recordar aquí las exhortaciones que Beato Juan Pablo II les dirigió a los Seminaristas Kikos con este mismo fin , la de no confundir el rol de los seglares y los sacerdotes.

Ya se ha advertido antes que esto mismo es lo que en muchos lugares está promoviendo en el Camino Neocatecumenal a pesar de las llamadas de atención:


Del discurso de Juan Pablo II, 18/03/2004 a los alumnos del Seminario  Redemptoris Mater de Roma:


3. Para obtener estos resultados positivos es fundamental tener siempre claras, en vuestro itinerario formativo, la naturaleza y las características del sacerdocio ministerial, tal como las ilustran el concilio Vaticano II y la exhortación apostólica  postsinodal Pastores dabo vobis. 
En efecto, el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial están ordenados el uno al otro e íntimamente relacionados; ambos participan, cada uno a su modo, en el único sacerdocio de Cristo. Pero su diferencia es esencial, y no sólo de grado (cf. Lumen gentium, 10). En virtud del sacramento del orden, los presbíteros son configurados de modo especial con Jesucristo como cabeza y pastor de su pueblo, y, a semejanza de Cristo, deben gastar y entregar su vida al servicio de este pueblo. Por eso, precisamente porque representan sacramentalmente a Jesucristo, cabeza y pastor, están llamados a presidir, en estrecha comunión con el obispo, las comunidades que se les ha encomendado, según cada una de las tres dimensiones -profética, sacerdotal y real- en las que  se articula la única misión de Cristo y de la Iglesia (cf. Pastores dabo vobis, 12-16). 
Amadísimos seminaristas, ateniéndoos a esta sólida doctrina durante vuestra formación y después en el ejercicio diario del ministerio presbiteral, podréis vivir gozosamente la gracia del sacerdocio y asegurar un servicio auténtico y fecundo a la diócesis de Roma y a las Iglesias hermanas a las que seáis enviados. 
La oración, el estudio y la vida comunitaria, bien armonizados en el proyecto formativo y puestos en práctica con fidelidad y generosidad en la existencia concreta de vuestro seminario, son los caminos a través de los cuales el Señor va esculpiendo en vosotros, día tras día, la imagen de Cristo, buen pastor.  

En el Sínodo III de los Obispos (1971), que estudió “El ministerio sacerdotal”, éste nos enseñó que:

…el sacerdote, él mismo, hace sacramentalmente presente a Cristo, Salvador de todo el hombre, entre los hermanos, no sólo en su vida personal, sino también social. Es fiador tanto de la inicial proclamación del Evangelio paa congregar la Iglesia, como de la inecesante renovación de la Iglesia ya congregada. Faltando la presencia y la acción del ministerio, que se recibe por la imposición de manos acompañada de la oración, la Iglesia no puede estar plenamente segura de su fidelidad y de su visible continuidad.

Del blog de Luis Fernando Perez Bustamante me copio lo siguiente:

Ni que decir tiene que un obispo puede reordenar sus parroquias como crea oportuno. El problema no está en que el cardenal haya hecho eso. El problema, y no pequeño, es que apele a la necesidad de liberarnos de lo que ha sido una enseñanza constante de la Iglesia desde sus inicios. A saber, que aunque sin la menor duda todos los bautizados somos Iglesia, no se puede hablar propiamente de Iglesia allá donde no haya sacerdotes. Porque ya puestos, se podría decir lo mismo de donde no hay obispos.
En otras palabras, no es lo que hace el cardenal lo que preocupa, sino la forma de explicar lo que hace y cuál es el trasfondo teológico de sus palabras y sus acciones. Solo falta que al frente de una de esas comunidades eclesiales (*) locales pusiera al homosexual que vive en pareja con otro.


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