Este es un articulo publicado en Religion Digital como : "Calumnian a Kiko Argüello", es una apologia a la obra artistica del pintor y liturgista autodidacta Kiko Arguello , escrito por Desiderio Parrilla Martínez, (si no entienden nada, no se preocupen ...yo tampoco entendí)«porque sólo una nueva estética salvará a la Iglesia...» Kiko Argüello (Fundador del Camino Neocatecumenal)
"Nueva estética y sus enemigos".
Mon, 03 Sep 2012 17:01:00
Un amigo me comenta escandalizado los ataques que ha encontrado en diversas páginas de internet contra la persona de Kiko Argüello, tomando como excusa sus iconos. Tras consultar las webs y blogs que me indican compruebo con estupor el grado de malignidad que contienen.
Concediendo el beneficio de la duda, lo que es mucho conceder, atribuyo esta infamia a la ignorancia absoluta que demuestran los redactores de dichas entradas. De esta manera no se trataría de un caso gravísimo de calumnia y retracción, acaso de contumelia, contra una persona particular, sino que podríamos –benévolamente- disculpar o tolerar estos libelos como faltas más o menos dañinas de ignorancia, vencible por otro lado mediante el estudio.
Como la tolerancia no es virtud si no va acompañada de la debida corrección, atiendo a la petición de mi amigo de improvisar una breve entrada sobre el tema de los iconos y la Nueva Estética, para subsanar tales errores. De esta manera cumplimos con dos obras de misericordia espirituales (enseñar al ignorante y corregir al que yerra), y damos la posibilidad de enmendarse a unos ignorantes confundidos por la desinformación, si es que éste fuera el caso.

Influidos por el rupturismo del arte moderno, se percibe también en estos iconos iniciales una reacción estilística contra el "arte pompier", representado en España por el historicismo del nacionalcatolicismo, el pseudo-barroco suntuoso del tradicionalismo, el estilo Olot, el "sulpicianismo", etc. Esta réplica, sin duda abrupta, genera un arte sacro muy en la línea del padre Couturier, que convertía cada pieza artística en una reliquia valiosa por sí misma. La consecuencia de estos planteamientos derivó en un hermetismo elitista y en el culteranismo de un arte autoreferencial. Como tales, resultan obras individualistas, muy emocionales, más adecuadas para la galería de arte o el museo que para el culto o la oración en un templo católico.
El resultado es una manera arcaizante, con tendencia al primitivismo, que recupera así los recursos del arte parietal paleocristiano. Una tosquedad deliberada en la composición, y un cromatismo estridente, reexpone los motivos religiosos clásicos según los patrones de las nuevas corrientes surgidas del expresionismo europeo: Die Brücke, Der Blaue Reiter, Kirchner, Nolde, Ensor, Munch, Buffet, etc. Es fácil detectar reminiscencias de Franz Marc, Derain, Los colores carecen de brillo, sólo manifiestan una materialidad bruta. Predomina así el mate en una paleta terrosa, donde impera el gris ceniciento, el contorno grosero y negro de figuras ocres, arcillosas, marcadas por el existencialismo y los recursos epigráficos.
Los iconos religiosos de este período inicial son la aplicación estricta del denominado "art brut", que abarca al Grupo CoBra y a infinidad de artistas indipendientes, que posteriormente desembocará en corrientes como el arte povera o el arte matérico. Kiko descompone en este período inicial, que llega hasta los años 90, la tradición iconográfica, y reconstruye sus elementos constitutivos o formales desde la técnica plástica del "outsaider art". Desde este punto de vista, como interpretación estilística, son obras meritorias, y bastarían por sí solas para reivindicar a Kiko como un pintor sobresaliente dentro del panorama artístico, a la altura de Emil Nolde, Rouault o William Congdon, pongamos por caso, y sin salirnos de la corriente que venimos desarrollando.
Kiko reinventa la tradición sacra desde los parámetros del post-expresionismo, o expresionismo lírico, lo mismo que Picasso o Braque deconstruyen la tradición secular del bodegón, o el retrato, generando naturalezas muertas cubistas, bien analíticas, bien sintéticas. Estos iconos iniciales son el art brut aplicado al arte sacro. Hay quien denomina a esta corriente sub-expresionista, porque siendo heredera del expresionismo alemán, no resulta precursora del neoexpresionismo de los años 70. La nomenclatura resulta muy adecuada también por su contención expresiva y la autolimitación en los elementos, por lo demás pobres y despreciables: priman las texturas sobre los colores, pero resultan texturas áperas, que ahogan los pocos colores empleados, de una luminosidad por lo demás nula omuy apagada, y cuando los colores son vivaces conectan entre sí de manera incongruente y chillona.

De esta manera Kiko supera el academiscismo del arte sacro sin caer en un academicismo de signo contrario. Escapa de esta manera a la aporía del culteranismo en que Couturier había encerrado al arte sacro, y que generó polémicas muy agrias desde los años 50, (querella por el Cristo de G. Richier, esculturas de Oteiza vetadas para el Santuario de Aranzazu…) y ha generado un grado de confusión notable en el panorama del arte eclesial. Couturier, a fin de superar un mal objetivo presente en la Iglesia introdujo a la Iglesia en un mal todavía peor, si es que cabe. Frente al kitsch religioso propició el advenimiento de la marginalidad y el frikismo, el simple desconcierto en el mejor de los casos.


Este error elitista de la renovación sacra lo superará kiko progresivamente, según el mismo reconoce, y culminará a partir de la décda de los 80 cuando se consagre a la obra artística al servicio del hombre pobre y sin fe, al que Dios sale al paso a través de la providencia del Camino Neocatecumenal, y su proyecto de Nueva Estética
Encabezamos este artículo con dos iconos denostados por las webs injuriosas que mi amigo puso en mi conocimiento. En esas webs aparecen los iconos de la virgen del adviento de 1968 y el Buen pastor de 1982. Contemplándolos bajo este prisma es difícil no dejarse embargar por la belleza y su emoción estética liberadora.
Ciertamente, a nadie le tienen porqué convencer estas razones. Pero es la razón la que educa el gusto, que nunca es espontáneo sino voluntario y una conquista de la libertad. El gusto no es una cuestión psicológica, sentimental o emocional. El gusto no deriva de las pasiones sino del afecto, dicho según la tradición escolástica. Pero la afectividad es una voluntad virtuosa sometida a la prudencia, es decir, la razón.
0 comments:
Post a Comment