Como interpretar la sorpresiva renuncia del Papa a su Pontificado ?
El sorpresivo anuncio de abdicación de Benedicto XVI abre un enorme panorama de especulaciones. Nos parece que hay dos líneas interesantes que considerar. Una, la derrota, el fracaso. El pastor que huye ante los lobos (recordemos el discurso de asunción). Otra, una forma de asegurar la sucesión mientras tenga algún poder.
Recordemos el texto de la homilía de asunción del Papa Benedicto: “ Rogad por mí, para que, por miedo, no huya ante los lobos.”
2012 has sido un año de "fracasos" : Los Vatileaks y la traición de cardenales y personal de la Casa Pontificia; las presiones para dar un paso atrás en las promesas hechas a Mons. Fellay y que dio por tierra con la posibilidad de un acercamiento con el sector tradicionalista, al cual Benedicto considera tropa de elite para la restauración litúrgica. La ya fenecida “reforma de la reforma”, cuyo primer tímido avance, el “pro multis” se sigue discutiendo en todo el mundo. La amplia negativa de los obispos a aceptar la misa tradicional. Las traiciones de sus propios jefes de dicasterios: la más reciente, en este caso un Presidente de comisión pontificia, promoviendo las uniones civiles de homosexuales. La amplísima corrupción en el manejo del dinero en la Santa Sede y organismos dependientes.
El Papa debe sentir que ya no tiene posibilidad de realizar algunos objetivos de su pontificado: la reconciliación interna, erradicación de los focos de corrupción moral, reforma de la reforma litúrgica, es decir, ordenamiento del caos litúrgico que destruye la fe de los católicos. Sometimiento de los episcopados a la obediencia.
Ante esto, Benedicto puede simplemente huir, retirarse a “rezar por la Iglesia” en un monasterio benedictino. Aceptar implícitamente que los lobos lo han vencido. O bien puede poner en ejecución un plan B.
Conjeturamos este plan B: mientras tiene capacidad para manejar algunos resortes, y por sobre todo imponiendo los tiempos (bien distinto a cuando el cónclave depende de la muerte del Papa, de fecha incierta) Benedicto lanza al ruedo una elección que puede darse en un momento en que los partidos no estén todavía preparados para imponer la línea más progresista. Este análisis no lo podemos hacer, pero se irá conociendo en los próximos días.
Esta fijación de los tiempos da la ventaja de la sorpresa. Vivo, en ejercicio y aún después de renunciado, el Papa puede dirigir un partido del cual surja un sucesor de línea semejante. Dejar esto para después de una muerte o incapacidad de fecha incierta, daría tiempo al enemigo para armar mejor las fuerzas.
Algunos signos llamativos: se anuncia en el consistorio en que canoniza a los 800 mártires de Otranto. No espera a la canonización de Juan Pablo II o de algún otro papa conciliar.
En el anuncio de su abdicación dice “Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando”. De alguna manera marca el camino a su sucesor.
Anuncia su deseo de hacer vida monástica hasta su muerte: “Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria”. Se sabe que la espiritualidad benedictina es muy cercana al corazón del Papa.
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