Esta es la última entrega de una serie de 4 publicaciones:
Primera parte aquí
http://cruxsancta.blogspot.com/2013/09/de-catequistas-y-escrutes.html
Segunda parte aquí
http://cruxsancta.blogspot.com/2013/09/de-catequistas-y-escrutes-ii-parte.html
Tercera parte aquí
http://cruxsancta.blogspot.com/2013/09/de-catequistas-y-escrutes-iii-parte.html
Primera parte aquí
http://cruxsancta.blogspot.com/2013/09/de-catequistas-y-escrutes.html
Segunda parte aquí
http://cruxsancta.blogspot.com/2013/09/de-catequistas-y-escrutes-ii-parte.html
Tercera parte aquí
http://cruxsancta.blogspot.com/2013/09/de-catequistas-y-escrutes-iii-parte.html
Tras la puerta de los segundos escrutinios, hay un camino salpicado de divertimentos varios para entretener a los supervivientes: salidas en parejas por las casas, lo que llaman ‘proclamación pública de la fe’, viajecito a Loreto, descubrimiento de que tu padre es el Demonio… todo ello amenizado con alguna que otra fusión para revitalizar unas comunidades cada vez más chuchurrías.
Y así, en cuestión de unos diez añitos más, la remozada comunidad, fruto de cuatro o cinco fusiones (ya que incluso en el país del arco iris de 50 que son llamados, sólo 5 son elegidos), llegamos al último escrutinio, el de la elección, en el que se decidirá si la comunidad está preparada para afrontar sin escándalo la sorpresa del rito de la leche con miel al final de una celebración eucarística.
Cuando mi comunidad llego al tercer escrutinio, hacía ya bastantes años que Leocadio y Crispina habían abandonado el Camino. Fueron sustituidos en el equipo de catequistas por Onofre y Guiomar, él sordo y con problemas de dicción, por lo que no sólo no era apto para dar catequesis, tampoco lo era para una monición corriente; ella se deleitaba escuchándose a sí misma, aunque dormía incluso a las moscas. Pero no habían sido escogidos por su capacidad para transmitir ideas, sino porque con ellos no había riesgo de que cuestionasen las decisiones y/o palabras de Teo, el catequista responsable.
También la inefable Genoveva había sido sustituida por Ceferina que, casualidades de la vida, es otra persona incapaz de hilar dos frases seguidas sin trabucarse, por lo que nunca se le asignan catequesis y casi nunca monita, sino que se limita a estar; también por casualidades de la vida, la gran virtud que avala la selección de Ceferina ‘for president’, digo, como catequista, es que nunca desobedece ni contradice al catequista responsable.
De esta forma, desde hace años, el equipo de catequista es un equipo cohesionado y sin fisuras, donde Teo y Dori cortan todo el bacalao y los demás asienten con gesto extasiado.
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Ser 'de su padre y de su madre' es cosa de paganos |
Porque en el CNC, que cada uno sea ‘de su padre y de su madre’ es considerado algo propio de paganos; los elegidos tienen a Dios por padre y por madre, por tanto, es lógico que no exista disparidad ni heterogeneidad entre ellos, sino que todos piensen lo mismo, hable igual, se vistan igual, incluso que se recorten la barba con el mismo estilo todos.
¿Cuál es el objetivo del tercer escrutinio?
En los papeles, el objetivo es comprobar si la comunidad funciona como un pueblo con un solo corazón, mejor dicho, como una amorosa familia que vive en sencillez, humildad y alabanza.
En la práctica, la realidad que mostraron los escrutes fue bien distinta; y aunque ya lo he comentado con anterioridad, reúno aquí lo que viví en los terceros escrutinios de dos comunidades diferentes de dos parroquias distintas que he presenciado.
Hubo quien aprovechó el escrute para quejarse de la actitud del marido que, incapaz de aguantar tanto hijo como tiene (por gracia y para gloria de Dios, supongamos), vive en la oficina y va a su casa sólo para dormir… y hacer más hijos, si acaso (pero sólo si Dios lo quiere y como prueba del amor inconmensurable de Dios).
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Celos de hermanas, lo normal es que se pasen con los años |
Hubo también quien se desahogó contra su hermana de sangre, que no estaba presente y no podía defender su honor ni su intimidad, a quien acusó de no someterse a la voluntad de Dios por el hecho de haber puesto fecha de boda, en lugar de resignarse a quedarse soltera en pro del mejor cuidado y atención de sus ancianos padres y del hermano enfermo.
Dos confesaron públicamente su afición por el onanismo; uno de ellos no dejaba de practicarlo con asiduidad en detrimento de las relaciones con su abnegada esposa.
Una, solo una persona, tuvo el arrojo de exponer la patente falta de amor entre nosotros, el desinterés de unos por otros, la falta de consideración, los frecuentes juicios (no puede no salir esta palabreja en unos escrutes) y murmuraciones de unos contra otros. Esta persona había perdido a su padre pocos meses antes y, como era viejo, el responsable decidió que no merecía la pena hacer cadena para que todos nos enterásemos… huelga decir que el responsable siente un aprecio por esta persona que es perfectamente mesurable en términos humanos y que se aproxima al cero absoluto, lo que dice bastante de su nivel de conversión y altura de fe y demás pamplinas neocatecumenales.
Otro buscó el apoyo del catequista para que la comunidad se aviniera a pagarle una importante deuda y así quedar libre de ataduras para poder marchar a la itinerancia con toda su familia.
La soltera treintañera se encontró con que el catequista veía que Dios la quería para el CNC, por lo que fue invitada a comprarse una bonita alianza con la que sellar en el rito final del paso de la elección su entrega absoluta al CNC.
La que encontraba tiempo para que su casa estuviese siempre ordenada e impoluta, pese a todas las horas semanales que requiere la comunidad, fue regañada por hacer un ídolo de su casita e invitada a ordenarla menos y preparar más.
Pero, en general, todo fluía con la placidez del agua de un remanso tranquilo. Los catequistas no entraban a pinchar ni a cortar nada, salvo el no poner al CNC por encima de todo. Por lo demás, eran todo misericordia y comprensión hacia los vicios no abandonados de los unos (ya se sabe que no está en nuestras fuerzas vencer la pecado), el desprecio indisimulado del responsable hacia algunos, los malos rollos matrimoniales, el hartazgo hacia los hijos, etc.
Hasta que, casi al final, le tocó a un matrimonio cuyos hijos mayores, que aun mayores de edad siguen viviendo en casa de los padres, habían abandonado el CNC el mismo día de su mayoría de edad. Contra estos pobres, los catequistas volvieron a ser los tipos llenos de dientes trituradores de los segundos escrutinios. Porque no es de recibo que el niño se suba a las barbas del padre y el padre se lo consienta sin echarle de casa, ni es de recibo que la esposa apoye la nefanda actuación del padre respecto a la libertad que nunca debió ser dada a los hijos.
Sólo que como lo de imponer abiertamente la conveniencia de expulsar de casa a jóvenes apenas adultos no queda bien, disfrazaron la carnicería empeñándose en encontrar en este matrimonio un inexistente problema sexual, que es el que, según la iluminada visión del catequista, hacía de él un débil timorato y de ella una consentidora y encubridora.
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Quien se mueve, no sale en la foto y además, se queda sin túnica |
Fue repugnante. Lo que les hicieron a éstos y el hecho de que de todos los testigos de la flagrante intromisión en el fuero interno, entre los que había más de un sacerdote R.M., se cuentan con los dedos de una mano y sobran dedos los laicos que sacamos los pies del tiesto y levantamos la voz para oponernos al despiadado acoso y derribo de este matrimonio.
Por supuestísimo, sólo este matrimonio y quienes protestamos fuimos hallados indignos de ser revestidos con la sábana blanca de los fantasmas elegidos.
¿Se entiende el objetivo del tercer escrutinio?
Tu conversión les importa un bledo, tu fe te la puedes guardar donde te quepa y no te moleste, que tus pecados sigan siendo los mismos, que sigas siendo incapaz de amar al prójimo, que no soportes a tu estresada esposa o que se te escape la mano todas las noches con todos los hijos, es lo de menos. De hecho, no esperan de ti otra cosa.
Lo fundamental, lo único importante es que vivas para el CNC.
Por eso, lo único que te deja sin sábana es que haya pruebas de que no haces el trípode, que no das el diezmo, que no impones a tus hijos el caminar o que sigues pensando por tu cuenta y osando contradecir al catequista. Porque a estas alturas de Camino, ya debiéramos haber asumido todos que el catequista es la voz del Altísimo.
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