Kiko tenía un manuscrito que corre de mano en mano entre las comunidades, titulado Evangelio de los miserables: 86 paginas en gruesos trazos, donde da rienda suelta a sus sentimientos de aquel entonces.
Un conspicuo y señalado neocatecumenal, el parroco de Nuestra Señora de la Paloma de Madrid, nucleo neocatecumenal de España, Jesús Higueras Fernandez, comentaba sobre este escrito en 1989: "No escribiría ahora Kiko eso: es muy agresivo; el ha cambiado radicalmente. En esos escritos no se ve el amor al enemigo; es mordáz".
Por esas y otras semejantes razones se habla pocas veces de ese primer escrito del fundador del Neocatecumeado. Sin embargo, merece la pena conocerlo, estudiarlo e interpretarlo. Comienza con un dibujo, parece que de Jesucristo, una cabeza lisa con una herida en su mejilla izquierda, de la cual salpica sangre. Arriba en el margen izquierdo, aparece un numero 64, forma en la que Kiko fechaba por ese tiempo sus pinturas; puede creerse, por eso, que lo escribio en el año 1965. En una segunda página se lee en grandes caracteres de rotulador (plumón) "Kiko Aruello. Evangelio de los miserables". Desde estas paginas , en dibujos, trazos y lineas, se advierte inconformismo, rebeldía, denuncia:
"Denuncia a todos los desgraciados de la tierra -comienza-, a todos aquellos que se sienten sin camino y sin esperanza; para ellos estas pobres líneas, con todo el amor de un corazón que se siente débil."En las 86 paginas , con abundantes transcripciones de textos de los evangelios y comentarios a algunos de ellos, va exponiendo no solo sus pensamientos sino, tambien, situaciones concretas:
"Bienaventurados los pobres -dice entre las paginas 10 y 12-, los tarados, los alcohólicos, los faltos de amor, los debiles, los sucios, los miserables, los vagos, los que no tienen voluntad, los últimos, los neuróticos, los alienados, los esclavizados por la tecnica, los oprimidos, los explotados; vosotras las prostitutas, los invertidos, las víctimas del vicio, los perros... porque habeis sufrido con Cristo, llevando sobre vuestros hombros la cruz del pecado de todos!. Hay de vosotros ricos, los cuerdos, los abstemios, los fuertes , los limpios, los voluntariosos, los primeros, los normales, los que dirigís la técnica, los que oprimís, los que explotáis, vosotras las mujeres decentes, los que vais diariamente a misa, los que no conocéis el vicio, lo que nunca os manchasteis las manos... porque no habéis sufrido compartiendo la carga con vuestros hermanos. Porque no los habeis amado. Porque fuisteis unos egoistas¡"
Entre las paginas 45 y 49 narra:
"Catorce de diciembre, aquel hombre estaba muerto. Avisaba la policia primero vino la furgoneta gris de la funeraria, que lo cargo en un feretro negro y lo llevó al depósito de cadaveres. Una mancha de sangre oscura quedó sobre el suelo gris de la calle aquella; los últimos curiosos se fueron y las tiendas comenzaron a abrir. Eran las ocho y cuarto de la mañana en el barrio de Arguelles de la ciudad de Madrid. ¿Quien era? Nadie sabia nada ; se le habia visto borracho perdido en el bar de la esquina la noche anterior. ¿Murió solo? ¿Murio de frio?¿De una angina de pecho?" -que mas da- ¿que desea usted señora patatas?...¿cuántas?"
"Hace cuarenta y tres años en una calle estrecha, de mucho ruido y con bares, había un niñito, de dos meses y medio, que dormía en la cuna del pasillo mientras en la alcoba grande su madre hacía el amor, cediendo su cuerpo, con un señor con bigote, que reía estrepitosamente, enseñando sus dientes de oro. Aquel niño molestaba poco... su niñez la pasó en un colegio del que se escapó pasando su adolescencia, con su madre en el barrio chino de Barcelona. Como tantos chicos sacaba para ir al cine y a los billares de los invertidos, dejandose hacer cuatro guarrerias. Fue chulo de tres mujeres de la vida, estuvo 28 veces en la carcel, por asuntos varios y toda su vida fue un borracho...Recibió trece palizas y dos de ellas graves por no querer delatar a otros...amó a una mujer con locura y por ella fue dos veces a la carcel... A Dios le conoció en el correccional cuando tenía 14 años. De Él sabía que había hecho leyes por las que se regía la sociedad y que había creado el mundo... Nunca conoció el amor de Jesucristo y murió en una calle de no sé qué barrio de Madrid. En su tumba, la fosa común, alguien ha dejado enterrada una piedra con una inscripción que dice:
«Bienaventurado los pobres»"
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