Wednesday, October 3, 2012

¿ESTAMOS YA EN LA EPOCA DE LA GRAN APOSTASIA?


“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá (Cristo) sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el “hombre de pecado”, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”. 
(San Pablo a los Tesalonicienses)

VISIONES DE LA BEATA ANNA CATALINA EMMERICK

«Vi la Iglesia terrestre, es decir la sociedad de los fieles sobre la tierra, el ejercito de Cristo en su estado de paso sobre la tierra, completamente oscurecida y desolada»

«¡Vosotros sacerdotes, que no os movéis! ¡Estáis dormidos y el redil arde por todos lados! ¡No hacéis nada! ¡Como llorareis por eso un día! ¡Si tan solo hubierais dicho un Pater! (…) ¡Veo tantos traidores! No soportan que se diga : «esto va mal». Todo está bien a sus ojos con tal de que puedan glorificarse con el mundo!

«Vi muchos buenos y piadosos obispos, pero estaban mudos y débiles y el mal partido tomaba a menudo la fuerza»

«De nuevo vi la visión en la que la iglesia de San Pedro era minada, siguiendo un plan hecho por la secta secreta, al mismo tiempo que era deteriorada por las tormentas»

«Vi la iglesia de los apóstatas crecer grandemente. Vi las tinieblas que partían de ella, repartirse alrededor y vi muchas personas abandonar a la Iglesia legítima y dirigirse hacia la otra diciendo: «Ahí todo es mas bonito, más natural y más ordenado»

«Vi cosas deplorables: se jugaba, se bebía, se parloteaba, se seducía a las mujeres en la iglesia, en una palabra se cometían allí todo tipo de abominaciones»

«Los sacerdotes dejaban que se hiciera cualquier cosa y decían la misa con mucha irreverencia. Vi pocos que tuvieran todavía piedad y juzgasen sanamente las cosas. Todo eso me afligió mucho. Entonces mi Esposo celeste me cogió por medio del cuerpo, como él mismo había sido atado a la columna y me dijo: «Es así como la Iglesia será todavía encadenada, es así como será estrechamente atada antes de que pueda revelarse»

“Vi al Papa en oración; estaba rodeado de falsos amigos que a menudo hacían lo contrario de lo que decía”. (El Camino Neocatecumenal y el “vatileaks”)

“Vi también en Alemania a eclesiásticos mundanos y protestantes iluminados manifestar deseos y formar un plan para la fusión de las confesiones religiosas y para la supresión de la autoridad papal”.


PROFANACIÓN DE LA EUCARISTÍA

Vi muy a menudo a Jesús mismo cruelmente inmolado sobre el altar por la celebración indigna y criminal de los santos misterios. Vi ante los sacerdotes sacrílegos la santa Hostia reposar sobre un altar como un Niño Jesús vivo que ellos cortaban en trozos con la patena y que martirizaban horriblemente. Su misa, aunque realizando realmente el santo sacrificio, me parecía como un horrible asesinato. (CC.89)

... la devoción al Santísimo Sacramento caería completamente en decadencia y el sacramento mismo en el olvido. Ella decía esto aplicándolo particularmente a esa parte de la Iglesia en la que vio todas las cosas desecarse y morir ante el progreso de las luces y bajo el régimen de la libertad, de la caridad y de la tolerancia. (AA.III.164)

Veo los enemigos del Santísimo Sacramento que cierran las Iglesias e impiden que se le adore, acercarse a un terrible castigo. Yo los veo enfermos y en el lecho de muerte sin sacerdote y sin sacramento (AA.III.167)

La fiesta del Santísimo Sacramento se había vuelto una necesidad porque en esa época (la de su institución) la adoración que le era debida estaba muy descuidada y la Iglesia debía proclamar su fe por una adoración pública. No hay fiesta y devoción establecidas por la Iglesia, artículo de fe promulgado por ella que no sean indispensables, necesarios y exigidos para el mantenimiento de la verdadera doctrina en una época dada. (AA.II.286)

LA FALSA IGLESIA

«12 de noviembre de 1820. – Viajaba a través de una comarca sombría y fría y llegue a la gran ciudad (Roma). Vi allí de nuevo la gran y singular iglesia que se estaba construyendo; no había nada de santo en ella; vi aquello de la misma manera que veo una obra católica, eclesiástica, en la cual trabajan en común los ángeles, los santos y los cristianos; pero aquí la colaboración se hacía de otras maneras más mecánicas. (AA. III. 105)

Vi arriba dibujar líneas y trazar figuras, y vi como, en seguida, en la tierra, un hombre había levantado un plano, un dibujo. Vi la acción de los orgullosos espíritus planetarios en sus relaciones con esta construcción hacerse sentir hasta en las regiones más alejadas. Vi llegar hasta distancias inmensas el impulso dado para la preparación de todo lo que podía ser necesario y útil para la construcción y para la existencia de esta iglesia; vi allí concurrir a todo tipo de personas y de cosas, de doctrinas y de opiniones. Había en todo esto, algo de orgulloso, de presuntuoso, de violento y todo parecía tener éxito y me era mostrado en una multitud de escenas.

Vi subir y bajar a los espíritus planetarios, los vi enviar rayos sobre las personas que construían el edificio. Todo se hacía según la razón humana. (AA.III.105)

No vi ni un solo ángel, ni un solo santo cooperar en esta obra. Pero vi mucho más lejos, en el fondo, el trono de un pueblo salvaje armado de espadas, y una figura que reía y que decía: «Constrúyela todo lo sólida que quieras, nosotros la derrumbaremos» (AA.III.105)

(Vi) que se mina y se asfixia la religión tan hábilmente que no queda a penas más que un pequeño número de sacerdotes que no estén seducidos. No puedo decir como se ha hecho esto, pero veo la niebla y las tinieblas extenderse cada vez más. Sin embargo hay tres iglesias en las que no pueden pertrecharse: son las de San Pedro, la de Santa María Mayor y la de San Miguel. Ellos trabajan continuamente para demolerlas pero no lo consiguen. Todos trabajan para la demolición, incluso los eclesiásticos. Una gran devastación está próxima. (AA.III.122)

Vi muchas abominaciones con gran detalle; reconocí a Roma y vi a la Iglesia oprimida y su decadencia en el interior y en el exterior. (AA.III.159)

Vi sobre una verde pradera muchas personas, entre los cuales había sabios, reunirse aparte... (AA.III.156)

... y apareció una nueva iglesia en la cual ellos estaban reunidos. Esta iglesia era redonda con una cúpula gris y tantas personas afluían que yo no comprendía como ese edificio podía contenerlas a todas. Era como un pueblo entero.

Sin embargo esta nueva iglesia se volvía cada vez más sombría y negra (al comienzo solo era gris) y todo lo que se hacía en ella era como un vapor negro. Estas tinieblas se extendieron fuera y todo el verdor se marchitó; varias parroquias de los alrededores fueron invadidas por la oscuridad y la sequedad, y el prado, a una gran distancia, se volvió como una sombría ciénaga.


¡… y este plan tenía, en Roma misma, a sus promotores entre los prelados! 

Ellos construían una gran iglesia, extraña y extravagante; todo el mundo tenía que entrar en ella para unirse y poseer allí los mismos derechos; evangélicos, católicos, sectas de todo tipo: lo que debía ser una verdadera comunión de los profanos donde no habría más que un pastor y un rebaño. Tenía que haber también un Papa pero que no poseyera nada y fuera asalariado. Todo estaba preparado de antemano y muchas cosas estaban ya hechas: pero en el lugar del altar, no había más que desolación y abominación.

¿ESTAMOS YA EN LA GRAN APOSTASIA?

Es evidente, que las cosas no funcionan ni medianamente bien en la Iglesia desde hace varias décadas, no es algo nuevo, el fenómeno “apostásico”, ha estado presente a lo largo de toda la historia de la Iglesia en sus 2000 años de recorrido, desde la negación de Judas, pasando por las herejías arriana o albigense, hasta llegar a la rebelión de Lutero y a nuestros días, donde la “apostasía” ha adquirido un carácter más sibilino, quizá no tan formal ni institucionalizado, pero presente como un cáncer terminal que va invadiendo incluso los tejidos más sanos del Cuerpo Místico de Cristo.

Hoy, tenemos múltiples ejemplos que apuntan en esta dirección, desde los abusos litúrgicos y eucarísticos que se realizan de manera cotidiana en la mayoría de las Iglesias, hasta los grandes movimientos de rebelión de religiosos protestantizados y traidores que exigen la revocación del Dogma y de la misma enseñanza evangélica “a favor” de los homosexuales, el celibato “voluntario” o la comunión a las personas que viven en adulterio.

No solamente en las bases de la Iglesia hay claros signos de desintegración y de desobediencia, en la misma cúspide del Papado se han producido escandalosos casos de desobediencia incluso a la voluntad expresa del cielo como ocurrió en 1960 cuando Juan XXIII se negó a publicar el Tercer Secreto de Fátima, algo que fue una desobediencia a una petición expresa de la Virgen María, que pidió a Sor Lucia que a más tardar se publicase en dicha fecha el Tercer Secreto, “cuando se entendería mejor el significado del mensaje” que hablaría precisamente de la Gran Apostasía.

Sin duda Juan XXIII decidió hacer oídos sordos a las peticiones del cielo y en lugar de ello impulsó el CVII cuyas consecuencias (directas o indirectas, no voy a entrar a juzgarlo), fueron la expansión de un Espíritu de rebelión dentro de la Iglesia, a pesar de los esfuerzos en la buena dirección del actual Papa Benedicto XVI y de algunos Obispos valientes que aún se mantienen fieles a las verdades evangélicas, el fenómeno apostásico se ha seguido extendiendo devastando y mutilando a la Iglesia de San Pedro.

Dios no nos abandona a nuestra suerte, y a través de Santos como la Beata Anna Catalina (beatificada por Juan Pablo II), o de revelaciones como la acontecida en Fátima, nos va marcando los signos de los tiempos y la actitud que debemos tomar para afrontarlos, así, en Fátima se da la clave para entender cuando esta Gran Apostasía que ya lacera el seno de la Iglesia pasará a ser una realidad formal y tangible, a pesar de los reiterados engaños sobre el Tercer Secreto, en las palabras de la Virgen “En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe…” se nos da a entender que en otras zonas del mundo este Dogma no se conservará, en la actualidad, al no existir de manera formal esas diferencias substanciales, claramente se nos da a entender que la “Gran Apostasía” en su vertiente formal aun no se ha producido, y está por llegar.

Por: Antonio M.R.

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