Sé que este tema lo he tratado muchas veces , pero lo acabo de leer en uno de sus sitios web, en el Camino neocatecumenal se equipara la presencia Eucarística de Jesús al mismo nivel que la Escritura, esto explica sus extraños tabernáculos de 2 niveles, también porque no ven con buenos ojos las genuflexiones , sino que las califican de religiosidad natural, también entonces se entiende porque se le da cada vez menos importancia a Jesús en el Santísimo Sacramento , porque se rehusan a admitir la comunion de rodillas y mas bien difunden la comunión el las manos (incluso perseveran algunos en la desobediencia de comulgar sentados).
En la pagina http://www.domusgalilaeae.org/spanish/DomProject/project.htm
se puede leer:
" Un elemento característico de este edificio es el Santuario de la Palabra, que servirá a cuantos vayan a esta casa a escrutar las Escrituras en un clima de oración y contemplación. En el área de este Santuario se encuentran 80 tronos y en la pared del fondo de este Santuario habrá un Tabernáculo con dos niveles: uno con la presencia del Santísimo y el otro con la presencia de la Escritura"
![]() |
Sagrario de dos niveles con sillas unas frente a otras, este es el ambiente para la adoración , para la contemplación ? |
El Catecismo de la Iglesia Catolica nos enseña:
1374 El modo de presencia de Cristo bajo las especies eucarísticas es singular. Eleva la Eucaristía por encima de todos los sacramentos y hace de ella "como la perfección de la vida espiritual y el fin al que tienden todos los sacramentos" (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q. 73, a. 3). En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía están "contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero" (Concilio de Trento: DS 1651). «Esta presencia se denomina "real", no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen "reales", sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente» (MF 39).
1374 El modo de presencia de Cristo bajo las especies eucarísticas es singular. Eleva la Eucaristía por encima de todos los sacramentos y hace de ella "como la perfección de la vida espiritual y el fin al que tienden todos los sacramentos" (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q. 73, a. 3). En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía están "contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero" (Concilio de Trento: DS 1651). «Esta presencia se denomina "real", no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen "reales", sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente» (MF 39).
1379 El sagrario (tabernáculo) estaba primeramente destinado a guardar dignamente la Eucaristía para que pudiera ser llevada a los enfermos y ausentes fuera de la misa. Por la profundización de la fe en la presencia real de Cristo en su Eucaristía, la Iglesia tomó conciencia del sentido de la adoración silenciosa del Señor presente bajo las especies eucarísticas. Por eso, el sagrario debe estar colocado en un lugar particularmente digno de la iglesia; debe estar construido de tal forma que subraye y manifieste la verdad de la presencia real de Cristo en el santísimo sacramento.
1380 Es grandemente admirable que Cristo haya querido hacerse presente en su Iglesia de esta singular manera. Puesto que Cristo iba a dejar a los suyos bajo su forma visible, quiso darnos su presencia sacramental; puesto que iba a ofrecerse en la cruz por muestra salvación, quiso que tuviéramos el memorial del amor con que nos había amado "hasta el fin" (Jn 13,1), hasta el don de su vida. En efecto, en su presencia eucarística permanece misteriosamente en medio de nosotros como quien nos amó y se entregó por nosotros (cf Ga 2,20), y se queda bajo los signos que expresan y comunican este amor:
«La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración» (Juan Pablo II, CartaDominicae Cenae, 3).
Para profundizar este tema:
- El Sagrario en el kikianismo
- Camino Neocatecumenal una mala interpretación del Concilio
- "Idolatría del libro" en el Camino Neocatecumenal?
0 comments:
Post a Comment