Recientemente, algunas intervenciones en el blog de alguien que se identificaba como “excatecúmena” y de otros afines al Camino me han hecho revivir una confusión interesada y nada inocente que el CNC utiliza sin pudor, miramiento, ni cargo de conciencia.
La confusión es tan obvia que en principio cualquiera pensaría que no se necesitan estudios universitarios para advertirla y no dejarse enredar; y, sin embargo, tengo constancia de que entre los neocatecúmenos esa perversa confusión es aplaudida, aún más, en el CNC lo que causa escándalo es que alguien no aplauda esa mentira que se intenta vender como verdad.

Esa es la burda patraña que cuenta con muchos seguidores en el CNC.
A partir de ahí, es fácil dar el siguiente paso, que suele consistir en aseverar que quien rechaza al mensajero, rechaza al mismo Dios. Y un pasito más les lleva a concluir que quien rechaza a Dios, no puede ser cristiano. Y con otro más, empujan al infierno a aquel cuyo delito es negarse a aceptar la mentira de que el “mensajero” es la encarnación del “mensaje”, pues le dirán que quien rechaza a Dios también rechaza la salvación.
El resultado de tal cadena de embustes, es que se creen con derecho a aplicar un juicio sumarísimo a cualquiera, e incluso a excomulgarle y expulsarle no ya del CNC, sino de la misma Iglesia.
La supuesta excatecúmena tal vez se haya puesto ese Nick para indicar que ya ha terminado el camino, por lo que en sentido estricto ya no es catecúmena, o tal vez ya no camine; lo que tengo claro es que su discurso es el discurso del CNC y los engaños para incautos en los que incurre, también son propios del CNC.
Varias veces me he quejado de que nuestros hermanos neocatecumenales sólo nos envían a los vainas pagafantas y/o a los peores soeces y broncas. En serio, merecemos algo mejor. No somos iletrados ni ineptos y no nos conformamos con cualquier cosa.
Por eso sería conveniente que en lugar de retorcer la verdad enviéis a alguien capaz de razonar y debatir a partir de la realidad, y la realidad es que nuestro discurso no es contra el mensaje del CNC, porque no existe tal mensaje del CNC; existe la Buena Nueva, el Evangelio, el mensaje de la Iglesia. Porque si resulta que existe un mensaje distinto al de la Iglesia, exclusivo del CNC, entonces el CNC no sería parte de la Iglesia.
Así, en la medida en que el CNC sólo hace eco de ese mensaje, que no es suyo sino nuestro, de todos los cristianos, se hace más y más patente la distancia y la diferencia entre el mensaje, que es bueno, y el mensajero, cuya bondad no sólo es perfectamente descriptible, sino también perfectamente cuestionable.
La famosas praxis… Veamos, ¿alguien sabe en qué consiste formal y oficialmente la praxis del Camino Neocatecumenal?
Yo creía saberlo, pero he buscado en los Estatutos y me he encontrado con que en la redacción de los Estatutos de 2008, la definitiva y aprobada, sólo hay una mención a la praxis diferencial del CNC, mención que sólo aplica a catequistas itinerantes, no al resto de miembros del CNC.
Insisto para dejarlo claro: en los Estatutos aprobados por la Santa Sede, ni se describe ni se aprueba la praxis específica del CNC; sólo se hacen ciertas concesiones que ni se presentan como exclusivas para el CNC ni se indica que sean consustanciales a la kikiri-praxis del Camino.
Y concluyo reiterando que una cosa es el mensaje, otra el mensajero y otra distinta la praxis. Y de las tres, podría ser que sólo la primera, la que no es del CNC sino que es de la Iglesia, merezca la pena.
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