Wednesday, November 21, 2012

Descifrando la Domus Galilaeae: la entrada

Sigamos profundizando en la simbología oculta de la Domus Galilaeae, como ya expusimos en la entrada anterior.
Llegando a la Domus Galilaeae encontramos en primer lugar la entrada principal.

El acceso a la Domus Galilaeae
A primera vista nada parece indicarnos que estamos ante otra cosa distinta de unas líneas modernas que han esbozado un pórtico hispanico. Algo entre románico, mozárabe y mudejar en confusión de estilos.
Aquí estamos ante una puerta que parece la de un templo cristiano, pero que también podría ser la de una sinagoga. No en vano se han encontrado puertas similares en los estilos mencionados en distintas juderias.
No hombre, esto es cristiano. Neocatecumenal y cristiano.

Signos cristianos en la puerta de cristal
En las puertas de cristal tenemos un signo formado por las palabras Domus Galilaeae y un ancla con dos peces en lo que sería el tímpano del pórtico. En las puertas en sí tenemos la escena de la Anunciación, supongo que es el momento de la Encarnación copiado de un ícono ortodoxo, teniendo al ángel Gabriel en una puerta y a la Virgen María en la otra.
El ancla con dos peces es un signo cristiano primitivo copiado por Kiko para construir lo que es el sello de la Domus Galilaeae. El ancla es uno de los primeros símbolos de Jesucristo. EL ancla cruzada, con una cruz en la parte superior, es además un signo de la pasión de Cristo. Los peces, aparte de hacer referencia a Cristo como anagrama griego de su nombre ΙΧΘΥΣ, son un símbolo de la Eucaristía frecuentemente acompañado de panes. Por haber tenido lugar la primera partición de los panes y los peces en Cafarnaum, que además era ciudad de pescadores, la elección del viejo signo del ancla y los peces en el sello de la Domus Galilaeae nos está refiriendo también a Cafarnaum.
¿No decían que aquí no podía haber signos cristianos? Pues sí los hay. Ahí tiene usted toda una retahila de signos y algunos claramente cristianos sin posibilidad de ambigüedad, como es la escena de la Encarnación.

Crismón a modo de vidriera en la vertical de la puerta
Aún hay más. Si nos fijamos en el llamativo ornamento en vidrio que rodea a la puerta a modo de greca, encontramos que donde se divide e inicia, justo en la vertical de la puerta, hay una especie de crismón en vidrio con las palabras Ave María escritas. De nuevo otro signo cristiano indistinguible que además pone la cruz de cristo sobre la entrada.
¿Entonces? ¿Qué reproches podemos poner a una obra que se abre con tal entrada? ¿No decían que esto es todo judaico? ¿Y ahora qué?
Vamos a fijarnos mejor en los detalles y en las cosas que chocan.
¿Cómo es que en una entrada tan sólida que asemeja un pórtico de un templo católico se coloca unas puertas y tímpano de cristal? ¿Es una línea moderna?
Escuchemos la simbología del arquitecto:
“El edificio, construido con un material sólido, hace referencia a la fe cristiana, que es sólida.”
¡Eh! ¿Dónde está el material sólido cuando se representan signos de la fe cristiana? Parece claro que hay una intención de que los signos cristianos se muestren en la entrada sobre un material frágil como es el vidrio. De hecho el crismón superior está también realizado sobre el vidrio. Parece todo esto decirnos que en ese lugar la solidez de la fe no la vamos a encontrar en la debilidad de la doctrina cristiana.
Pero oiga, el símbolo del ancla y el pez está sólidamente puesto a continuación de la puerta ¿no le parece lo bastante sólido?
Me parece que está en el suelo. Más adelante volveremos en detalle sobre eso. ¿No se han preguntado porqué las palabras Domus Galilaeae no aparecen en el signo en el suelo y sí en la entrada? ¿Es que no es el sello? Ya verán. Ahora volvamos a la vista general de la entrada. Ahí hay otra cosa que choca.
Esa especie de greca tiene como una discontinuidad en las esquinas superiores. ¿Se fijan? En lugar de seguir avanzando el adorno en la misma dirección cambia de sentido, lo que hace un efecto chocante a la vista. Esto obviamente parece estar diciendo algo al que mira atentamente el símbolo, puesto que un detalle tan feo no ha podido ser obra del descuido en la puerta principal de un edificio lleno de simbología. Intentemos interpretarlo.
Las grecas verticales parecen ascender, pero al llegar a la parte superior el sentido alterado viene dado por la dirección inicial que tenían en origen desde el crismón del Ave María. Uno se pregunta lógicamente si no es que la dirección vertical de las grecas está cambiada y de hecho tiende a cambiarlas con la mente siguiendo el efecto visual de modo que queden parejas con el origen de las mismas. Veámoslo:

El adorno lateral está invertido en esta imagen de modo que muestra continuidad con el origen del mismo.
Pero entonces en consecuencia con el efecto visual que en realidad se tiene, que es que las grecas verticales en realidad miran para arriba, el que observa la entrada ha de invertir toda el conjunto en su mente. Este es el resultado.

El conjunto obtenido ha sido invertido de modo que el adorno lateral quede como el original de la puerta
¡Vaya! Esta imagen que puede parecer desconcertante, sí que es conocidísma para los judíos. Compárenla con el escudo del Estado de Israel.

Las ramas de olivo laterales está representadas por el adorno en vidrio y la menorá por la puerta en sí.  Ya veremos como aparece el nombre de Israel. No es obstáculo el que la menorá tenga siete brazos pues cada dos columnas podemos contar un brazo entre ellas, siendo el otro brazo central el del centro de la puerta entre las dos jambas. La relación entre las columnas y la menorá la encontramos muy desarrollada en la simbología cabalística. De momento quedémonos aquí conque el número de columnas del pórtico nos indican las doce tribus. Desarrollar toda esta simbología de la menorá en detalle lo dejamos para otra ocasión.
¿Pero no será esto un resultado de la imaginación que asimila formas en un claro caso de pareidolia? Es obvio que así sería de no encontrarse otros indicios que confirman esta interpretación de la entrada y niegan el azar. Para mostrar que no hay azar alguno es hora de volver sobre los signos cristianos que hay en ella.
Fijémonos en los signos al detalle.
Empecemos por el tímpano y esa extraña forma de escribir y situar las letras que tiene Kiko y que parece copiada del arte paleocristiano. Fíjense en lo marcado en rojo y que supone el texto principal que domina el tímpano.
A quien no habla hebreo no le dice nada, pero para el que conoce el hebreo rápidamente le advertirá que suena a una palabra muy conocida:

 דגלו (dglw)

En hebreo esta palabra está tomada de la raiz דּגל (que significa bandera o señal y que se lee dagal) En este caso hace alusión al acto de izar una bandera o señal y en el uso que he puesto puede sonar como nuestro español dogali pronunciado por un extranjero que cerrara un poco las vocales.
¡Qué casualidad! En el centro del tímpano y a primera vista un observador con conocimientos de hebreo advierte que se le dice que se ha levantado una bandera o señal. ¿Cual será? Se preguntará mientras empieza a buscar en la puerta…
No pasará mucho tiempo antes que el observador se de cuenta del defecto en las direcciones de la greca y que fije su mirada al crismón donde se inicia dicho adorno.
Dado que el observador sabe hebreo no tardará en advertir que el texto que dice “aria” separado en la forma de escritura del de “Ave” está cantando que el “aria” va en un idioma distinto al latino “ave”, que aparece escrito en letra uncial romana: “AVE”. A estas alturas ya podemos suponer que “aria” es otra palabra hebrea y en efecto. Arié o ariá, dependiendo de como entendamos la parada glotal final de la heh,  es el sonido de אריה (león en hebreo). Por tanto en los cuarteles de color oscuro se lee “Ave León”, que parece ser un saludo al León de Judá,  que es un símbolo usado para representar al judaismo y el emblema propio de la tribu de Judá. En el cristianismo el león ha sido usado también para representar a Cristo, pero el sentido que tiene en esta puerta lo comprende enseguida el alma hebrea cuando lo ve junto a ese adorno la greca de ramas de olivo, pues nos indica un saludo a la ciudad de Jerusalén que está aludida por su escudo y con ello a todo el judaismo, aludido por el símbolo del león.

Escudo de la ciudad de Jerusalén
Con este escudo en mente el agudo observador ya puede ir componiendo en su mente la greca alrededor de la puerta y llegar a contemplar la menorá.
Pero por si eso no basta, tenemos otro mensaje oculto en los cuarteles blancos del crismón. Fíjense en lo destacado en rojo.
Eso es la letra ה hebrea escrita en cursiva. Como saben el hebreo moderno tiene dos tipos de escritura, la cuadrada, que es la que vemos en los textos como propiamente hebrea y la cursiva, que es un modo de escribir las letras hebreas rápidamente a mano. Tengan presente para lo que sigue el cuadro de abajo.

El alefato en caracteres cuadrados con sus correspondientes letras en cursiva
El uso de esta letra, que he señalado en rojo  en el crismon, es muy socorrido en el judaismo para abreviar el nombre de Dios, ya que ellos dicen “Hashem”, que significa “el nombre” y es usado en lugar de “Adonai”, que se suele reservar para la oración. Hashem se escribe השם (he-shin-mem) y obviamente empieza por la letra que señalaba en rojo. Basta escribir esa letra sóla para indicar el nombre de Dios en el uso común de la lengua.
Miremos al crismón de nuevo:
Lo que he puesto en amarillo es esa N que destaca en la forma de escribir Kiko “Ave” y que curiosamente es la forma cursiva de la letra “mem” que es la letra con la que finaliza la palabra “Hashem”. Podría aducirse que la “mem” al final de palabra es distinta de esta “mem”, pero dado que realmente la palabra “Hashem” es simbólica y no está escrita en su totalidad sino insinuada por la letra inicial no tiene porqué conservar esa forma final. Aún así no se preocupen, está todo previsto porque en el “Ave” se ha incluido también la forma final de la “mem” colocada justo al final de la palabra desde el punto de vista de un lector hebreo.
Por tanto quien intuyendo que aquí se ha dado una mención al nombre (Hashem) y que ve en el crismon las letras primera y última de “hashem”, no tiene más que buscar la letra intermedia que falta que es la “Shin”. ¿Donde se encuentra esta letra?
Pues ocurre que la tiene claramente delante de los ojos sólo que tiene que girar el crismón para que cobre su apariencia. Y una vez girado podrá confirmar que ha encontrado la letra, porque no sólo la verá en caracteres cuadrados, sino también en su correspondiente cursiva al otro lado.
Por tanto y para completar la visualización de “el nombre” o “hashem” nuestro observador tendrá que dar la vuelta al crismón. Eso le da ya una idea que confirma que todo el pórtico debe darse la vuelta sobre ese eje marcado por la intersección del crismón ¿acaso creían que era una cruz cristiana? Desde la antiguedad la cruz para los judíos es la letra “Tau” que significa precisamente “marca”. Aunque hoy se escriba algo distinta, todo judío sabe esa interpretación. Así queda alzada la bandera, que no es, sino el escudo del Estado de Israel.
Por si algún despistado no acaba de creerse que este punto es el de pivote, el autor del crismón ha tenido a bien colocar la palabra gancho (el gancho del cual cuelga la señal) en el crismón. Pues la M de María en el cuartel blanco, que invertida es la shin cuadrada desaparecida, puede leerse sin necesidad de girar el crismón como dos letras ח juntas, o sea: חח. En hebreo esta palabra significa gancho y con la ה del otro cuartel delante nos dice “el gancho”, como indicándonos “el lugar del que cuelga la señal” y que por tanto hace de punto de pivote de dicha señal. Cabe decir que también puede interpretarse como dos letras וו que significa lo mismo “clavo” o gancho.
Por si fuera poco, al invertir el pórtico, el grupo de letras que quedaba sin identificar en el crismón y que son el “ari” de la parte media de la palabra “María”, nos sirve para componer el nombre de Israel en hebreo cursiva que se encuentra en modo de anagrama similar a los “victor” que adornan las paredes de nuestras Universidades. Con estas letras queda completo el escudo de Israel, porque lleva este nombre en hebreo debajo de la menorá como vimos más arriba.
Para que les sirva de referencia les pongo el nombre de Israel escrito en cursiva en una pintada:
Yod-Sin-Resh-Alef-Lamed  = YSRAeL
Ahora veamos cada una de las letras (He puesto un recorte con la grafía correspondiente de la pintada).
YOD
SIN
RESH
ALEF
LAMED

¿Piensan que todo esto es una casualidad y que todo encaje de manera que no sobre nada? Yo creo que no. Aquí hay una inteligencia detrás de esto.
Todos los signos cristianos del pórtico resultan invertidos cuando encontramos el sentido oculto de la puerta. Así no sólo la cruz del ancla queda invertida sino la misma representación de la Encarnación. Sabemos que en el pasado Kiko ha gustado de representar la cruz invertida con excusa de símbolo petrino. Pero más asombroso es ver que ahora lo vuelve a hacer simbólicamente.


Esta imagen de la puerta y al lado la menorá encuadrada en una especie de puerta es difundida desde sitios neocatecumenales. Qui potest capere capiat
Por tanto me veo obligado a concluir que si a continuación de la puerta, se encuentre el signo del ancla y los peces en el suelo, está de modo que sea pisado por todo aquel que ha atravesado la puerta. Fíjense en esa última foto que equipara la menorá del interior a la puerta. La menorá estaría situada justo un poco adentro de la puerta, sobre el signo del ancla y los peces que está en el suelo. Siempre está presente el sentido de dominación simbólica del judaismo sobre el cristianismo. Esto ocurre también en el sitio donde está entronizada la Torá en la Domus Galilaeae, puesto que lo hace sobre la imagen simbólica de los cuatros evangelistas (el hombre, el león, el toro y el hombre).

La Torá domina al Evangelio, puesta encima de los símbolos de los cuatro evangelistas.


Esta es una foto de un sitio neocatecumenal que nos muestra el mismo símbolo de dominación y nos descubre el dibujo que está debajo de la Torá: Los signos de los cuatro evangelistas y el cordero degollado como signo de Cristo. Sobre todo ello la Ley de los judíos.
Esto nos indica que para entrar hay que estar dispuesto no sólo a reconocer la debilidad de los signos cristianos, sino también a pasar por encima del misterio de la cruz Nuestro Señor, representado por el ancla, y el de aquel maravilloso signo de Cafarnaum, representado por los peces, y abrirse al verdadero espíritu de Cafarnaum que reina en esa casa, que es el de la sinagoga. Dispuesto a ascender por las escaleras del conocimiento por la verdadera puerta hasta la Torá creadora del universo.  Pero ya haremos más adelante un recorrido por el interior. Hoy nos hemos quedado sólo en la entrada.
M.D.

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