Monday, February 25, 2013

¿Derecho a opinar?


Advertencia para navegantes: el siguiente escrito utiliza expresiones de la jerga neocatecumenal que pueden parecer irreverentes. Me disculpo de antemano, pero considero que utilizar su lenguaje facilita el acercamiento a su forma de pensar (propia o inducida).


Del anuncio de Cuaresma de este año falta por comentar el capítulo dedicado a El sufrimiento de los inocentes. Mientras sale del horno, “el Señor me ha suscitado para vosotros” la siguiente reflexión “que espero os sirva para vuestro crecimiento en la fe”:


Cualificación precisa para tener derecho a opinar sobre el CNC



Una queja/reclamación usual entre nuestros hermanos neocatecumenales es la siguiente: alegan que es injusto(es decir, contrario al derecho o a la razón) que expresen opiniones sobre el CNC, quienes no lo han pisadoni recorrido.

Y cuando ellos dicen “hacer el camino” se refieren no a hacer una experiencia de un par de meses, no a un par de años, no a una década, sino a orientar la propia vida en función del camino. Por eso dan mucha importancia a la “altura del camino” de cada persona; es vital recorrer íntegro todo el camino, paso tras paso, escrute tras escrute, crucificando la razón una y otra vez, sometiéndose al iluminado dictamen de los catequistas de manera reiterada.

Así, según nuestros hermanos neocatecumentales, que a alguien le sea lícito tener una opinión sobre el CNC,es condición necesariahaber hecho el camino. Pero no es suficiente porque para tener derecho a opinar también es condición imprescindibleperseveraren el camino. 

Es decir, nuestros amados hermanos neocatecumenales están persuadidos de que el abandono del CNC es como el botón de auto-destrucción que el Dr. Doofenshmirtz instala en todos sus inventos: si dejas el camino se auto-destruye la obra de salvación que Dios había hecho contigo, se desintegra la criatura se durante tantos años se estuvo gestando en tu interior; se hace humo todo el conocimiento, toda la fe y todo el discernimiento que son rasgos característicos de los cristianos adultos.

Aun más claro: nuestros hermanos neocatecumenales han sido convencidos de que en el CNC y sólo en el CNC, nuestra naturalezapecadora y corruptiblees revestida de incorruptibilidad. O dicho de otro modo: puesto que al ser humano le es necesario alimentarse y el único alimento que sacia verdaderamente es la comunidad, es obvio que quien la abandona, muere sin remediopor inanición. Y a un muerto no le es lícito opinar sobre los vivos.


¿Admiten nuestros amados hermanos neocatecumenales alguna excepción a esta norma de vida?

Sí, una: Resulta que los hijos del camino son “pueblo de reyes, asamblea santa, pueblo sacerdotal, pueblo de Dios”. Han sido elegidos desde su misma concepción y, por ello, a los hijos del camino sí les es lícito opinar, indistintamente del paso en el que se encuentren, a condición de que sean fieles a la elección divina que Dios ha realizado sobre ellos: es decir, a condición que no sean hijos de perdición, rebeldes sin causa, que rechazan la perla bonita y abandonan el camino (y la casa de sus padres), a la primera oportunidad.

En conclusión, nuestros muy amados hermanos neocatecumenales sostienen que el CNC es una realidad tan inmarcesible, inefable e inaudita que para adquirir una opinión válida sobre ella es imprescindible sellar una especie de voto perpetuo que se materializa en el firme propósito de dedicarle toda la vida.

Es por ello que nuestros queridos hermanos neocatecumenales “toman su vida en peso” y la ofrecen íntegra al CNC, de modo que les duele la presencia de personas (supuestamente cristianas, aunque se barruntan que se trata de burgueses), quienes se permitan banalizar algo tan serio y profundo; personas que se creen aptas para opinar sobre el CNC estando fuera del CNC, lo cual  significa que no han sido elegidos y por tanto queda en entredicho su salvación.

Si se indignan no es porque sean soberbios ni vanidosos; si tratan de denigrar no es porque les falte amor ni desconozcan la misericordia; si buscan ofender no es por ceguera ni por maldad natural; es el celo por su casa, que les devora…


Lo más triste es que son muchos quienes, por no verla, caen en la trampa.

Como diría mi admirado Sepul, veamos (del verbo ver) donde está la trampa tramposa que nuestros amados hermanos neocatecumenales no son capaces de encontrar.

Si el CNC es Iglesia católica, como tantas veces nos repiten con intención de callarnos, su doctrinano puede ser ni otra, ni distinta, ni más, ni menos, sino que ha de ser exactamente la doctrina de la Iglesia católica (hasta la última coma).

La doctrina de nuestra Santa Madre Iglesia no es un arcano, al contrario: es obligación de todo cristiano conocer esta doctrina, que es el fundamento mismo la fe que se profesa.

Se deduce por tanto que si el CNC es Iglesia, la doctrina que se enseña, predica y pone en práctica en el CNC es la misma que recibe, conoce y practica cualquier cristiano de misa de doce.

En consecuencia, si el CNC es Iglesia, cualquier cristiano está en disposición de opinar sobre una realidad de suIglesia. Incluso más, cualquier cristiano que advierta que en su Iglesia hay un miembro afectado por alguna dolencia, tiene el derecho y la obligación de darlo a conocer.

Pero hay más: todo cristiano está llamado a tener celo por su Casa (aquí en mayúscula), casa de Dios, cuerpo místico de Cristo, Iglesia santa y pecadora. Desvirtuar ese celo y desviarlo hacia lo que debiera de ser simple instrumento útil(el CNC), negándoselo a su receptor natural (la Iglesia) esen mi humilde opinión un grave error, que denuncio y seguiré denunciando mientras Dios quiera.

Y como no hay dos sin tres, hago un último apunte:el secretismo aplicado a la doctrina no es cristiano; y que el caso del CNC es incoherente además de anacrónico, porque contradice la forma de obrar de los primeros cristianos quienes seguían lealmente el ejemplo de su maestro: “Yo he hablado abiertamente al mundo; yohe enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas”.


Fin del capítulo.

Gloria.



Próximas entradas:
  • "El sufrimiento de los inocentes” o como usar un anuncio de Cuaresma para predicarse uno mismo".
  • Qué quiere decir “burgués” en la jerga neocatecumenal".


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